abismoshorizontales
  Oscura Memoria
 


   La literatura gótica me enseñó
  que existen lugares
  cuya arquitectura propia es monstruosa.

  El romanticismo,
  que el fantasma es un recuerdo
  de haber olvidado algo o alguien importante.

  El siglo XX,
  que la niebla o la oscuridad son símbolos
  que conjugan emociones profundas y arcanas.

  Los lugares abandonados,
  que el limitado imperio del Mal,
  que es la ética, me hacen regresar para buscar algo
  que permanentemente no está.

  La fotografía,
  que esta técnica es menos el usual estudio de luces,
  que un abrazo de la sombra perfecta.

  Todas estas razones se amalgamaron
  en una única emoción inexplicable,
  en un lugar que no está,
  sobre la calle Garzón.


























 
   
 
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